24 febrero, 2006

Operación Shylock, Philip Roth, 1993

Hay libros en que te queda la duda de cuál era la intención del autor al escribirlo. Este es uno de ellos. Si su intención era confundir al personal de tal manera que no sepas qué decir ni qué comentar, pues el Sr. Roth es un maestro. Pero si su intención era cualquier otra, entonces lamento decirle que conmigo no lo ha conseguido. Es difícil mezclar en un libro un historia de espías y tramas políticas Mossad-OLP (ahora ANP), con los dilemas mentales d ela identidad judía, con un juicio contra un ex-ejecutor de los campos de concentración, con un caso de doble identidad y para rematarlo con una filosofada sobre qué constiuye la personalidad única de todos nosotros. Demasiadas cosas para 500 páginas, especialmente si se quiere hace "gran literatura" y escribirlo con mucha metáfora, mucha rima interna y mucha floritura. Para la gente del sector, es de los libros en que el traductor aparece en la portada! (para los ajenos al sector, cuando un libro tiene un estilo tan complicado a nivel lingüístico y argumentativo, hay que buscar a un traductor de categoría para no cagarla).
Lo que decía, que me quedo con la duda, de si el libro está tan por encima de mi nivel que lo entenderé a los 60 o simplemente no lo entenderé nunca. Llamadme simplista, pero me gusta los libros (pelis, musica, etc) en los que me queda claro cual era el mensaje del autor. Evidente que eso es siempre mi lectura personal de las intenciones del autor, claro. Por ejemplo, buscando libros de temática parecida, me saltó a la mente El hombre duplicado de Saramago, que también mezcla una trama de semi-misterio con un tema de doble identidad y búsqueda de lo que nos hace únicos. Pero el modo de contarlo es menos pretencioso, menos rebuscado. Te llega más directo. El eje de la trama no cambia en cada capítulo. Eso es lo que me ha desconcentrado.
Si este libro lo dividiera en 4 serían los cuatro buenísimos, porque no se puede negar que Roth sabe escribir y tiene buenas ideas, sólo que nos las organiza muy claras. Y repito, que quizás esa fuera su intención al escribir el libro: la confusión absoluta y total donde ningún lector sabe qué es ficción y qué es realidad ni cuales son las intenciones verdaderas de ningún personaje. Porque si eso es lo que quería, me tengo que sacar el sombrero y hacer una reverencia profunda.
Si alguien de los lectores del blog, lee este libro (os lo puedo prestar) me encantaría compartir opiniones. Y si conoceis a alguien que lo haya leído, decidle que le invito a una birra si me cuenta su versión! (siempre sobornando con lo mismo...)

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