20 febrero, 2006

El consuelo de los tontos

Lo que tiene tener amigos inteligentes, es que de cada una de las conversaciones que tengo con ellos, sale una idea interesantísima sobre la que escribir en este blog, para que no se nos pierdan las perlas del pensamiento peregrino y para divertimento de los lectores. Es como cuando alguien me recuerda algo que dije yo, que ni tan siquiera tengo memorizado. Desde hace casi un año vengo aquí y miro si tengo que decir esta boca es mía :-)
Este fin de semana hablábamos de cómo nos enfrentamos a los problemas de nuestras vidas, de como nos consolamos con mecanismos infantiles. Y nos empezamos a reir, porque el mecanismo más efectivo, es el clásico "mal de muchos, consuelo de tontos". Habría que recrearlo en dos fases consecutivas: 1 = "consúelate, siempre hay alguien peor", 2 ="consuélate, podría haber sido peor".
Cuando te ocurre algo que te hace sufrir, siempre hay un solícito amigo que te aporta el clásico "pues mira que yo tengo un amigo que le pasó algo así pero mucho peor (...)" y luego te vas a casa pensando "pues es verdad, podría haber sido peor, tampoco está tan mal". Es curiosa la mente humana, verdad? Y con eso y un bizcocho, todos más contentos que un ocho.
La comparación es odiosa, pero es absolutamente necesaria. Es un mecanismo de defensa tan fuerte, que sin ello, nos sentiríamos los seres más desgraciados del planeta constantemente. Porque la comparación última e irrefutable, aunque no tengas nada más, aunque no hagas nada mejor, siempre puedes argüir un plomazo como: "yo soy mejor persona". Toma esa!
Si es que el que no se consuela es porque no quiere, siempre hay algo por lo que alegrarse cuando la gente a la quieres siguen a tu lado digas las burradas que digas, escribas las paranoias que escribas. Gracias.

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