30 septiembre, 2005

Mis impresiones de Norte-América

He tardado un poco en escribir esto porque no tenía muy claro cómo plasmar en verbo los sentimientos que me provocó México como país. A veces separar los sentimientos que te generan las personas de los que te producen los lugares resulta un tanto complicado! Por eso titulo esta entrada como Norte-América más que como Mexico porque fue algo que me sorprendió: De todos los americanos que conozco, los mexicanos son los que peor llevan que los EEUU se hayan apropiado del gentilicio de todo el continente para denominarse a sí mismos. Cada vez que decía "americano" en lugar de "gringo" alguien de la mesa me sacaba de mi error conceptual, cosa que no suele pasarme cuando a la mesa se sientan habitantes de otros países de Latino-América. Me he visto obligada a utilizar el estrictamente correcto "estadounidense" que más que un vocablo parece un trabalenguas!
Qué me queda de México y de su gente? Mientras estaba ahí, oí por la radio que con motivo de la celebración del día de la independencia (el día del Grito) habían preguntado a los mexicanos como se veían a sí mismos como país: la inmensa mayoría (más de un 70% si no recuerdo mal) coincidió en el mismo apelativo: Fiesteros. Interpretaciones de eso, múltiples y variadas. Desde la optimista del presentador hablando que ser fiestero implica ser cercano, generoso, habituado a compartir y a integrar, hasta la más terrible profecía sobre la incapacidad de un pueblo que se define como fiestero de ponerse de pie y luchar para cambiar las cosas.
No me quedo ni en un extremo ni en otro, así como hacen los mexicanos. Me fui con la sensación de que son sí pero no. Son orgullosos de su nación, fieros defensores de la patria que se sienten vencidos por la invasión gringa sin luchar por resistirse. Son gentiles, amables y sociables, pero capaces de las más terribles exclusiones a los que no comparten su sistema de valores. Son un país inmensamente rico, avergonzado de sus malas gentiones pasadas. Un país joven lleno de vida y de posibilidades que no cree en su futuro. Un país que podría llegar a ser todo, pero vive en el desánimo absoluto de la nada inactiva. México fascina, pero desanima. Es como el cerdo: agridulce, sólo que en este caso es más dulciagrio, porque lo bueno suele venir primero y lo malo que viene luego se capea como se puede esperando que llegue el postre.
Evidentemente! Ni falta hace que lo diga, pero lo escribo por si acaso: esta es mi versión parcial, subjetiva y privada, que puede no concordar con la de nadie más ni ser cierta en absoluto, pero como este es mi blog para expresar lo que siento, pues aquí lo expongo. Se aceptan refutaciones y acuerdos de todos lados del mundo!

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