24 noviembre, 2007

La tía Julia y el escribidor, Mario Vargas Llosa, 1977

A pesar de lo malsonante de la palabra "escribidor", no puedo más que hacer una GRAN reverencia ante el otro gran maestro de la literatura latina (el otro el García Márquez, para los de memoria corta o amistad reciente). QUE BUENO. Me lo he zampado sin respirar. Si es que Vargas Llosa es bueno hasta escribiendo telenovelas! De hecho, los capítulos de radionovelas son infinitamente mejores que el resto del libro, pero es de alabar la capacidad de mantener dos voces narrativas tan diferenciadas a lo largo de casi 500 páginas. El libro es una lección de como escribir. De mayor, si algún día me decido, quiero escribir como el Boliviano, como Pedro Camacho, personaje con reminiscencias de Owen Meany. Si Owen hubiera llegado a adulto, quizás hubiera sido como Pedro Camacho: un loco ilustrado, cándido y adorable, a pesar de sus rarezas.
La parte autobiográfica es interesante, por lo que aporta al conocimiento del autor. A veces me gusta leer algo de autobiográfico de mis autores favoritos, ayuda a entender sus novelas y sus referencias, aunque a veces preferiría no entender y pensar que poseen una fantasía desborante y sin límites.
Para los que se hayan iniciado con Vargas Llosa siguiendo mis recomendaciones de la Fiesta del Chivo, que sigan con este, para conseguir un proceso de enviciado completo.

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