30 mayo, 2006

Utopia, Thomas More, 1518

Ahora que he heredado una biblioteca completa de los clásicos que me tomaría una vida leer, empiezo por los que siempre me han llamado la atención y este era uno de ellos. Excelente adaptación y traducción del latín que me ha permitido luchar con el contenido y el pensamiento en vez de lidiar infructuosamente con las construcciones gramaticales latinas.
Después de leerlo me encuentro entre la fascinación frente a un visionario y el pánico ante un mundo que no ha cambiado nada en 500 años. Bueno nada, nada igual es una exageración. Hemos llegado a imponer religiones por la fuerza en gran parte del mundo, hemos perfeccionado el arte de la guerra y de la destrucción más allá de lo que More lo imaginó. Seguimos sufriendo la esclavitud del dinero que él ataca tan ferozmente y que condena como el origen de todas las injusticias, desigualdades y males de la distopía (inglaterra del s XVI). No hemos ni tan siquiera asomado la nariz al concepto de igualdad de género que contempla dentro de la iglesia, ni el nivel de tolerancia religiosa y cultural de los utopianos. En esos conceptos sí que aplica el significado actual de "utópico".
Podría usar un clásico y decir que este libro debería ser de lectura obligatoria para todos, pero sería una estupidez. Lo que sí deberíamos todos los que lo hemos leído es proponerlo a nuestros amigos y familiares cuando veamos que su nivell de madurez personal y política les permita entenderlo y aprovecharlo. No sé si es el mejor de los momentos terminar Utopía justo antes de dedicarme a leer el estatut para decidir qué voy a votar... Ironías de la vida??
Cito un pequeño pasaje de Utopía para compartir:
"Pensemos en un año malo y de poca cosecha en el cual han perecido de hambre miles de hombres. Estoy seguro que, si al cabo de esta catástrofe se abren los graneros de los ricos, se encuentra en ellos tanta cantidad de grano que si se hubiera repartido entre todas las víctimas dela peste y del hambre no se habría enterado nadie de los rigores del cielo y de la tierra. Nada más sencillo que alimentar a la humanidad. Pero el bendito dinero, inventado para lograr más facilmente el camino del bienestar, es el cerrojo más duro que cierra la puerta del mismo.

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