28 abril, 2006

El día que me vaya no se lo diré a nadie, Kiko Amat, 2003

Cuando alguien cuyo gusto literario respetas al máximo te dice que se ha deshecho de todos sus libros, pero ha conservado éste, no puedo más que pedirle que me lo preste. A pesar de mi reticencia a leer libros ajenos que no puedo maltratar, no me pude resistir y por supuesto no ha sido en vano la vulneración de mis principios.
Si me dedicara a escribir mejor y no a soltaros las cosas como me vienen a la cabeza, me gustaría pensar que me saldría un estilo literario más o menos parecido al de Kiko Amat. Quizás suene pretencioso, pero no era la intención. Era para explicar que me ha impresionado como el autor es capaz de amasar los conceptos y las palabras hasta provocarme una sensación muy difícil de conseguir que mezcla envidia, maravilla y risa. Ese pensamiento sólo me lo traen las genialidades irónicas. Impagable el capítulo sobre el Imagine en el Dia, de lo mejor del libro.
El otro día me preguntaron de qué trata... supongo que de la soledad y la incomprensión, de como para algunas personas es tan difícil expresar sus sentimientos y miedos en palabras que lo hacen con música o en manifestaciones físiológicas. Las veces que he tenido que interpretar las intenciones o sentimientos de alguien a través de cintas de canciones, me ha resultado muy difícil. Para los no-melómanos, es complicado saber si lo importante de una pieza es la letra, la música, el momento en que fue compuesta, su posición en la cinta, los coros, el estilo... Es como intentar que alguien que no lee o que no le gusta la ironía entienda el porqué me fascina el capítulo del Dia.
Recomendadísimo a los que se ríen con este nuestro blog. Os va a gustar. Gracias a la propietaria por el préstamo, me ha encantado. Ahora lo tendré que comprar, porque merece una segunda lectura, cosa que merecen poquísimos libros (según yo, claro)

Etiquetas: