06 marzo, 2008

Me hago mayor

Jooooooooooo....... una de las cosas de las que permitían pensar que sigo siendo la cría de mi edad mental, acaba de desaparecer: me he comprado un coche. Me produce una mezcla de pavor y alegría. por un lado es "guay" pensar en todas las cosas que podré hacer más fácilmente, como acarrear garrafas de 8L de agua, llevarme la bolsa del gym y el portátil sin parecer rumana fugada de casa, etc. Pero también me da angustia pensar en que de algún modo esto cierra una etapa. Supongo que no es el coche es sí, sino que parece que tengo algo así como "una profesión", cosa inaudita en mí que siempre he tardado aprox 15 min en explicar a qué me dedicaba. Además, claro, ya que me compro un "buga" nuevo, pues lo compro suficientemente grande para que me quepan los críos, y eso también me hace sentir un poco menos niña (aunque nunca de rajoy, jaja). Time's up. Se acerca el límite autoimpuesto y eso sí que me hace ilusión.
Otro aspecto que me ha alucinado del proceso de análisis de los coches, es la cantidad de pijadas que puede necesitar un ser humano para desplazarse motorizado. Admito que en este tema estoy absolutamente anticuada, pero es que tiene hasta nevera en la guantera (!!?!?!). Imaginaros como estoy, que tuve que preguntas cuál era la diferencia entre llanta y tapacubo, palabras sinónimas en mi diccionario interior hasta hace 3 días. Es más, tengo "llantas de aleación" a joderse! (parezco un anuncio de tunning...).
En fin, que una cosa tan chorra como un coche, te hace cambiar la vida de arriba a abajo, porque ya puedes ir a ese gym donde no llega el metro, no dependes de nadie que te vaya a buscar, ni de que el domingo no pase el 71 para volver del cine después de las 10. Si un elemento material te modifica la rutina así, qué no hará un peque!

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