26 febrero, 2008

en un mundo libre

QUE mal que está el pobrecito blog... entre que estoy leyendo un tocho con letra pequeña (o sea tardaré en comentarlo) y que los percances de salud me han apartado del cine no os he hecho NI CASO. bueno, superado el bache y recuperadas las sanas costumbres, me fui el domingo a ver expiación y como estaba "sold out" me metí a ver esta que empezaba a los 15min y también estaba en mi lista de "pendientes" (es kilométrica!).
Me alegro de que expiación estuviera llena. Magnífica película sobre uno de mis temas favoritos: los límites de los seres humanos, sobre cómo reaccionamos cuando se nos empuja más allá. Hasta donde se dejan de lado la rectitud y la corrección cuando se trata de sobrevivir? cuánto de lobos para nuestro prójimo somo capaces de ser? En un mundo libre, habla precisamente de esto: de cómo el egoismo por salir adelante como sea, por no sufrir para llegar a final de mes, el deseo de tener una casa y poder convivir y criar a su hijo lleva a una mujer blanca e inglesa a dedicarse al único negocio que conoce: la explotación de los débiles en forma de inmigrantes.
Ver la película me genera otro interesante debate interno: donde están los límites del capitalismo? Porque no soy tan obtusa: donde hay una necesidad, siempre surge alguien que la aprovecha. En el caso de: tengo un montón de polacos con ganas de trabajar que no saben dónde encontrar ese trabajo y también tengo muchos empresarios que quieren ahorrarse el tener que seleccionar, contratar y despedir. SIEMPRE habrá alguien que ponga ese negocio, porque siempre hay alguien cuyos escrúpulos son menores que sus ansias de dinero. En el caso de la protagonista, bueno, hasta puedo ponerme en su lugar y tener dudas del estilo "y tú qué harías", pero cuando es una mega-corporación que se mete exclusivamente para ganar más dinero, entonces me da asco. me da asco que hablemos tanto y trabajemos tan poco (todos) por evitar estas situaciones.
No soy ilusa, el trabajo no es solo del gobierno: es de todos, para no aplaudir, no recompensar, no incentivar las conductas salvajes que abusan del débil sencillamente porque tiene demasiada hambre para protestar. Seamos más humanos, please. A veces es difícil, pero hay que mantener los principios, sino nos volvemos los animales más crueles, poque convertimos nuestra inteligencia en una máquina de joder a los demás.

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