14 octubre, 2006

Manderlay

Superando que ya no hay sorpresa por la puesta en escena de teatro filmado, de puertas inexistentes que todos abren y cierran con esmero, de paredes por las que el espectador ve los horrores más terribles que todos parecen no ver. Dicho eso, tengo que admitir que Manderlay no me ha decepcionado en absoluto. Parece que hay una tercera parte, definitivamente no puedo perdérmela en el cine!! Aunque es complicado intentar adivinar qué podría mostrar Von Trier en una tercera entrega. Dogville era la historia de una mujer "inocente" que entra en un mundo "perfecto" y de como ese mundo abusa de ella y la presiona hasta convertirla en lo que verdaderamente es (una asesina despiadada y rencorosa). Manderlay, plantea el problema contrario: como esa asesina, intenta redimirse liberando y culturizando a un grupo de esclavos negros de una finca de algodón.
Supongo que para mí, Manderlay habla del idealismo político, de cómo los grandes ideales pueden llevar a las tragedias más horribles. Habla de como una voluntad de hierro, honesta, honrada, pero ignorante, puede ser más perjudicial que una mente retorcida, autoritaria y cruel, pero instruida en cómo plantar, recoger y sacar provecho de una finca de algodón. Es una alegoría maravillosa y dura sobre la importancia del conocimiento y la cultura. Evidentemente, recomendadísima, para los que disfrutan con las divagaciones de los principios de la justicia y la política y también para generar debates interesantísimos.

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1 Comments:

At 28 noviembre, 2006 21:55, Anonymous Anónimo said...

Aquí sí que diferimos en la opinión: Solamente aguanté los primeros 10 minutos.

Para gustos, colores. Con las películas más que con cualquier otra cosa.

 

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