05 junio, 2006

Relajación

Ya dije hace unos días que mis postings iban a acumularse y convertirse en entradas semanales de todo lo que tengo apuntado en la lista de pendientes. So sorry, pero no tengo más opciones. Os permito leerlo en capítulos diarios para que no me echeis de menos, jaja.
Hoy quería hablar de métodos de relajación: hay quien hace sudokus, hay quien cose, quien arregla el jardín, quien suda la gota gorda en el gimnasio... A mí me relaja que te mueres hacer puzles. (después de la carcajada podeis seguir leyendo) No puedo evitarlo. Me siento por la noche, pongo música que me guste y me pongo a encajar fichitas. Canto en voz alta, hablo conmigo misma y al cabo de una hora, he puesto unas 20 fichas o 200 depende de la dificultad del puzle y me siento felicísima. Relajada. Ese sentimiento que se nos queda a todos en el cuerpo cuando has conseguido vaciar tu mente totalmente de los problemas o paranoias que dt agobian y has hecho algo que te deja satisfecha. Un subidón sin ninguna consecuencia en tu vida diaria. Supongo que se eso se trata la relajación: hacer cosas que no te obliguen a pensar, ni recordar los rollos de hoy ni de ayer, y poder hacer algo que te absorba, pero que no implique ni decisiones, ni acciones, ni consecuencias. Tu mente se activa por mera diversión. Una MARAVILLA en mayúsculas. Son esos momentos los que te demuestran que tienes un cerebro que nunca olvidó como ser niña, porque eres capaz de divertirte como cría tan solo con que tu neurona única esté entretenida. Pero ese juego, como todos los de la niñez, tiene un objetivo claro: mantenerte ágil. Después del puzle eres capaz de pensar las cosas con claridad exponencial, eres más irónica, más fina, más visionaria, más punzante, más tú misma, porque eliminaste las angustias por unos minutos, te re-encontraste a solas.

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