28 octubre, 2005

Los recordatorios de la vida

Por si acaso a veces se me olvida el porque del título de este blog, la vida se encarga de proporcionarme una de esas ironías clásicas, del estilo más purista.
El miércoles me crucé con la chica que viene a casa. Ella es peruana. Yo tengo un niño apadrinado en Perú. Pues la chica de mi casa es del mismo pueblo y se apellida igual. Le hizo mucha gracia descubrirlo y va a preguntar a sus familiares si ella y mi niño apadrinado son familia. El mundo es así. Como dice mi padre, el mundo es un pañuelo: sucio y lleno de mocos.
Momentos como estos hacen que el título de nuestro blog vuelva a cobrar sentido. Son las pequeñas ironías del mundo que te recuerdan que no están solo y que aunque vivas en la jaula de cristal, las fieras de la miseria y la injusticia cruzan el foso y se instalan en tu reino de la maravilla moderna.

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