05 septiembre, 2005

USA se arrodilla

Si creyera en Dios, sería en el Dios vengativo y cruel del antiguo testamento, el Dios de las lecciones exageradas para escarmentar a un solo hombre. Si creyera en ese Dios, pensaría que ha puesto toda su maquinaria a trabajar en el Sur de USA. Si creyera en ese Dios, pensaría que ha matado a centenares de personas, que ha destruido el hogar de miles y horrorizado a la nación más poderosa del mundo para darle una lección de humildad a su presidente. Ese presidente que salió por la televisión golpeándose el pecho y asegurando que Estados Unidos se bastaba y se sobraba para superar esta crisis. Ese mismo que ahora se bajó a gatas de su arrogancia para pedir ayuda como un tercermundista cualquiera. Su orgullo está en la UVI, pero EEUU ha aprendido una lección: ante la ira de la naturaleza, todos los seres humanos son igualmente frágiles. Por mucho que el ego de un país crezca de modo desmesurado, hasta creerse los salvadores de este mundo corrupto y estúpido, que se cobija bajo la sombra protectora de su poderío militar y económico, el mundo es capaz de revolverse y morder la mano de aquel que lo destruye. La naturaleza es un gran milagro que se equilibra por sí sola. Algunos creen que ese es suficiente argumento para creer en Dios.

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