11 julio, 2006

Cuentos de hoy

Había una señora mayor en Berna (suiza), que no era muy rica, así que 3 veces por semana se iba a comer a un restaurante self-service. Allí se tomaba una sopa, siempre la misma. Ese día, como todos, llegó con el dinero exacto en una mano (sabía de memoria lo que valía la sopa) y su paraguas en la otra.
Una vez comprada la sopa, se fue a sentar a una mesa libre. Cuando se hubo sentado, se dió cuenta de que había olvidado coger una cuchara. Se levantó y fue hasta la barra para coger una. al volver, se encontró un hombre negro con mala pinta comiéndose su sopa. Se quedó de piedra: qué hacer? El hombre parecía que no tenía mucho dinero, sería grosero no dejarle comer, pero ella también necesitaba su cena. Decidió sentarse al lado del hombre y empezar a comer a la vez: una cucharada cada uno.
Cuando terminaron la sopa, el hombre se levantó sin ni mirarla, y volvió al cabo de un minuto con un gran plato de spaghettis. Se lo comieron del mismo modo: a turnos alternos. Cuando terminaron los spaghettis, el hombre le hizo un ligero saludo con la cabeza, una sonrisa y se marchó.
La mujer, también lista para irse a casa, buscó su paraguas. No estaba. Se lo habría llevado el hombre que se había comido su sopa? Después de buscarlo debajo de la mesa durante un rato, miró a las mesas cercanas. En la mesa de su derecha, vio su paraguas en una mesa vacía donde se veía un plato de sopa que se enfriaba.

(recital de cuentos de Michèle Pendax en la EOI Drassanes, 10 de julio de 2006)

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